La relación profesor-estudiante:

La relación profesor-estudiante:
Se atrapan más moscas con una cucharaditade miel que con un tonel de vinagre

1. Presentación
La charla de hoy está a cargo del profesor Hernando Echeverri, quien trabaja dede hace 30 años en el Departamento de Matemáticas de la Universidad de los Andes. Desde hace 4 años, Hernando es el coordinador de los cursos de Cálculo Diferencial y lo ha sido varias veces en otras ocasiones. Además, es el organizador de los exámenes de matemáticas de final de ciclo y el director de la revista Hipótesis, una llamativa publicación periódica de la Facultad de Ciencias en la que se divulgan temas científicos.
El profesor Hernando Echeverri ha tenido siempre un gran interés por la didáctica y en particular, por la etapa de transición del colegio a la Universidad. Por esta etapa pasan los estudiantes que corrientemente son llamamos ?primíparos?. El profesor Echeverri siempre ha estado en contra de los esquemas pedagógicos rígidos y severos, basados en el castigo, esquemas que se rigen por el principio de que ?la letra con sangre entra?. Cuenta que cuando ingresó en los años 60 como estudiante a la Universidad de los Andes, este tipo de educación se aplicaba mucho en los cursos de matemáticas; era una práctica común de los profesores humillar a los estudiantes que pasaban al tablero y que no lograban resolver los ejercicios asignados. Según él, en aquella época se aplicaba un método Yerly muy mal entendido. Por eso, el profesor Echeverri desde entonces se fijó el propósito de promover métodos pedagógicos más humanos, más cálidos, más flexibles y, por lo tanto, más exitosos y estimulantes para los estudiantes.
2. Resumen de la exposición
por Hernando Echeverri
Posiblemente lo que diré en este poco tiempo es una sarta de lugares comunes pero, como en los tratados y en los artículos de educación generalmente no se habla del aspecto humano, creo que es importante mencionarlo y mostrar su impacto en el buen funcionamiento de un curso.
Por otra parte, tengo que admitir que las estrategias de las que hablaré a continuación me han funcionado especialmente en el curso de Cálculo Diferencial pues por tratarse de un curso dirigido a primíparos le pongo más atención y entusiasmo. Ellos también traen ese entusiasmo de la adolescencia y aún no les importa hacer el oso. Por otra parte, necesitan que uno les suba su autoestima y les ayude a ser aceptados en un grupo donde poco a poco formarán amistades fuertes. En fin, si uno los trata como adultos, es relativamente fácil hacer que éste sea el curso en el que se sientan más a gusto, pues los otros cursos que toman son más impersonales por ser más grandes y porque se reúnen con menos frecuencia.
Si los estudiantes se sienten a gusto faltarán menos a clase, asistirán con más ganas, y eso ya es una ganancia para el aprendizaje y para el profesor.
1. Cuestión de actitud
De lo primero que hay que hablar es de la actitud de uno como profesor. Hay que hacer que los estudiantes sientan que uno es su co-equipero en la tarea de enseñanza-aprendizaje. Ésta tarea debe llevarse a cabo en un ambiente de cooperación, para lo cual es necesario no llevar a la clase ni el mal genio ni el aburrimiento y sobre todo no humillar a los estudiantes. Debemos tratarlos como adultos y esto implica derechos y responsabilidades de lado y lado. El ser adultos responsables supone que los estudiantes sean conscientes de que el aprendizaje depende en gran medida del empeño que ellos le pongan.
Para desempeñar con éxito la labor de enseñar, debemos hacer el esfuerzo de aprendernos los nombres de todos los estudiantes, para llamarles la atención de manera personal cuando incumplan sus compromisos o cuando molesten o se engloben. Hay que hacerles ver que si uno es responsable porque prepara bien la clase, ellos también deben serlo. Algunos detalles pueden servir para que la relación profesor -estudiante sea más cercana; por ejemplo, es bueno saludarlos con interés, tal vez con un estrechón de manos, cuando nos los encontramos fuera de clase.
Evidentemente no debemos caer en excesos. El hecho de que el ambiente de la clase se haga agradable no quiere decir que vayamos a bajar la exigencia o el rigor, ni que vayamos a permitir el incumplimiento o el irrespeto. El estudiante debe tener claro los límites y nosotros debemos mantenernos firmes al respecto.
2. El equipo de trabajo
Como queremos que el aprendizaje se dé a través de un esfuerzo de cooperación, el manejo del grupo con miras a que se consolide como un equipo de trabajo se vuelve algo crucial. Hay que generar espacios para que los estudiantes se conozcan y trabajen juntos en clase y hay que hacer lo posible por integrar a los tímidos. Siempre debemos estar atentos al estado anímico del grupo para saber si hay que cambiar de ritmo o de actividad. También es necesario hablar en privado con los alumnos que sean pesados o irrespetuosos con sus compañeros. El grupo puede brindarnos oportunidades para la integración. Hay que aprender a aprovechar a aquel estudiante del grupo al que le guste hacer bromas para mejorar los ánimos. A veces, una experiencia personal o una anécdota puede ayudar a generar un ambiente de colaboración en la clase.
Sobra decir que nunca se debe perder el control del grupo. Es claro que por edad, madurez y juicio, uno es quien dirige, pero no hay que hacerlo demasiado obvio. Sobre todo, no hay que salirse de casillas, porque todos salimos perdiendo. El control autoritario puede ser fácil pero al final se desgasta y se perjudica el ambiente de aprendizaje. Es preferible el malabarismo para mantener el equilibrio. Hay que recordar que siempre tendremos la frase mágica ?saquen papel y lápiz? para llamar la atención, aunque sólo sea con el propósito de hacer un taller en parejas que luego se corrige pero que no se califica.
3. Reglas claras
Siempre se ha dicho que el éxito es la mejor manera de motivar y para que el estudiante tenga éxito es necesario que sepa con claridad qué es lo que se espera de él. Los objetivos de aprendizaje del curso deben repetirse continuamente, no deben quedarse en algo que se escribió en la hoja que se repartió al principio del semestre. Debemos recalcar constantemente:: ?En esta clase, la idea es que comprendamos el tema?? o ?Esta semana debemos aprender el siguiente proceso? o ?Para el parcial es preciso que sepan??. No tiene sentido que el estudiante pierda un examen porque no tenía claro qué era lo que debía saber, o peor, que lo sorprendamos con un tema que prácticamente no se tocó en clase. Si el estudiante sabe qué se espera de él, va a sentir que el éxito está a su alcance y entonces podremos esperar que estudie para alcanzarlo. El estudiante se va a sentir traicionado si se le evalúa algún tema que no se vio y esto perjudicaría nuestra imagen de co-equiperos. Además, el objetivo de un examen es evaluar lo que se ha enseñado, lo que el estudiante ha aprendido de lo que uno esperaba que aprendiera.
También es importante que el estudiante tenga claro las reglas de juego, el valor de las evaluaciones y que mientras un quiz se puede repetir, porque su fin es el logro de un objetivo puntual, un examen parcial, tratándose de un instrumento de evaluación altamente elaborado, no.
4. Autoaprendizaje y comunicación
Uno de los objetivos fundamentales de los cursos de matemáticas es lograr que el estudiante aprenda a aprender, que luche con el texto para entender lo que dice y que haga los problemas que se le asignan. Afortunadamente, el estudiante primíparo es muy maleable en este sentido, pero hay que convencerlo de la importancia de un buen hábito de estudio, hábito que consiste en trabajar todos los días. Esto debe hacerse desde el primer día de clase del primer curso de la carrera.
Una tarea para el primer día puede ser que el estudiante, en su horario de clase, marque las horas que le va a dedicar al estudio de las matemáticas y que se comprometa a llevar un cuaderno. Lógicamente, hay que hacerle un seguimiento a su compromiso.
También es importante inculcarles a los estudiantes el hábito de autoevaluarse ?de percatarse de sus propias falencias? y de consultar al profesor fuera de clase para resolver sus dudas. El objetivo de los quizzes es principalmente el de ayudar a los estudiantes en este sentido pues, aunque su nota no es muy significativa, sirven de retroalimentación.
Por otra parte, es indispensable una buena actitud del profesor para que se establezca una comunicación más personal con su alumno. Debemos hacer el esfuerzo de corregir las pruebas con prontitud para que el refuerzo se haga cuando los problemas del examen estén aún frescos y debemos tratar de explicar con claridad cuáles fueron los errores que los estudiantes cometieron. Los profesores también debemos mostrar preocupación por las calificaciones de nuestros estudiantes, motivarlos para que aprendan de sus errores y felicitarlos cuando superen sus dificultades.
Siendo optimistas, tal vez podemos decir que si logramos que el estudiante se comprometa seriamente con su aprendizaje, haremos de él una persona más honesta en las pruebas, más honesta con el profesor y, en especial, consigo mismo. Si el objetivo es aprender, no sirve de nada hacer trampa. Además, se puede establecer el siguiente compromiso entre profesor y los estudiantes: ?Yo haré exámenes acordes con los objetivos del curso y ustedes estudiarán y no harán trampa?. Eso no quiere decir, sin embargo, que como profesores no hagamos lo posible por evitar cualquier tentación de hacer trampa en el momento del examen.

5. Actividades
Para terminar, haré un recuento de algunas de las actividades que desarrollo en clase, además de las típicas de "estilo Yerly". Algunas de estas actividades las he tomado de colegas; otras son adaptaciones de lo que he leído o de lo que me han contado.
Siempre trato de sacarle el máximo provecho al primer día de clase para romper el hielo y comenzar a conformar el equipo de trabajo. Entre primíparos, hago un juego de nombres; pido a los estudiantes que vayan presentándose en orden y cada cuatro o cinco estudiantes le pido al siguiente que repita los nombres de los primeros. Yo también intento unas tres o cuatro veces repetir los nombres de los que se han presentado. Soy muy malo para los nombres y eso los divierte. Luego, por grupos, les pido que discutan varias peguntas, de las cuales la fundamental es: ?¿Por qué creen que deben ver el curso para su carrera o profesión?? Termino la sesión mostrándoles que el cálculo diferencial, por ejemplo, es necesario pues es la única forma de modelar el cambio. Los estudiantes deben sentir desde el primer día que el curso no es un simple requisito sino que les va a aportar mucho.
En las clases del día a día, trato de no permanecer siempre al frente del salón sino más bien de pasar por los puestos para comentar el trabajo con los estudiantes. Por ejemplo, cuando pasan al tablero me siento o me paro en la parte de atrás del salón para que cuando ellos den sus explicaciones, se dirijan a toda la clase. Otro de los objetivos de los cursos de matemáticas es que los estudiantes aprendan a comunicarse en lenguaje matemático; para lograr esto, es útil pedirles que expliquen los pormenores de las soluciones que exponen, corregirles su presentación y el uso del lenguaje. También, para que pierdan el miedo, paso a varios estudiantes al tablero simultáneamente a que resuelvan problemas y voy interrogándolos, uno a uno, sobre su trabajo.
Cuando el curso ha avanzado, les pido que comparen sus cuadernos por parejas y escojan los problemas más interesantes para tratarlos con más detenimiento. También algunas veces escojo problemas más difíciles que ninguno haya hecho y los pongo a trabajar por parejas en un taller. La actividad del taller me da la oportunidad de pasar por cada grupo para ver cómo están trabajando. Además, se presta para recalcar el método de Polya de resolución de problemas: ¿Entendió el problema? ¿Cómo se matematiza? ¿Cuáles son las variables? ¿Cuál es su plan para resolverlo? y al final: ¿Tiene sentido la solución? ¿Qué error pudo haber cometido?
Cuando se trata de adquirir una buena habilidad en la solución de operaciones (como la derivación) organizo carreras de relevo, en las cuales los miembros de cada equipo van pasando de uno en uno a resolver problemas que tengo en una lista. También tengo baterías de quizzes equivalentes que deben repetir hasta obtener un puntaje de 4.0 sobre 5.0 con lo cual se estima que han dominado la operación. Es importante, en estas dinámicas, estar atento para cambiar de actividad cuando la clase se vuelva aburrida o demasiado relajada. Siempre hay que tener un plan B.
A mediados del semestre, organizo una ?salida de campo? con el curso y una tarde vamos a un bar cercano a la universidad a tomarnos una cerveza para festejar la integración del grupo. Mi actitud es que podemos ser amigos, pero eso no significa que vayan a aprobar el curso sin cumplir los requisitos. Creo que mis notas así lo reflejan aunque tiendo a darle el beneficio de la duda al que esté en el borde y haya trabajado asiduamente, sobre todo si se trata de notas superiores a 3.0. La distribución final de calificaciones tiene forma de campana y generalmente trato de que los poquitos que se destacan saquen 5.0 ?sin que, por ello, esta nota se vaya a desvalorizar?. Eso los motivará para el futuro y les quedará como un buen recuerdo del curso.

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